Movistar al habla

Resulta que por un error en la recogida de datos al alta, Telefónica me facilita conocer la procedencia del lugar donde obtuvieron mi teléfono los spamers…

TELÉFONO.—Buenos días, ¿el señor Antonio Luis Marín?
ANTONIO LUIS MARTÍN.—No está.
TF.—Le llamo de Movistar y quería informarle de una oferta exclusiva para nuestros clientes que seguro resulta de su interés, ¿Sabría decirme cuando vuelve?
ALM.—Pues francamente confío en que no antes de lo previsto.
TF.—…pero ¿con quién hablo? ¿es usted su hermano?
ALM.— Soy el amante.
TF.—[Silencio largo] …eh… señor, yo sólo hago mi trabajo. Hago lo que me mandan, no puedo hacer otra cosa ¿es usted el señor Antonio Luis Marín?
ALM.—Lo comprendo señor, pero no soy la persona por quien pregunta. Mire, estoy seguro de que usted entenderá que en mis circunstancias debo aprovechar el tiempo que…
TF.—¡Oiga! sólo le pido un poco de comprensión…
ALM.—Pero señor, entiéndame usted a mi también: no soy quien busca… ¿y si por cualquier coincidencia esta conversación trasciende de alguna manera…?
TF.—Mire, no creo que… además, sea un poco generoso. Yo me gano el pan y me la juego en cada llam…
ALM.—¡Generoso! Sin duda eso lo dice usted porque no conoce personalmente al señor Marín ¡sólo sus brazos son como los cuartos traseros de un paquidermo!
TF.—Bueno, mire, mi misión es informarle. ¿Le importaría mucho si me deja que le cuente la oferta?
ALM.—…pero en mis circunstancias debo aprovechar el tiempo que… además, yo no puedo contratar con ustedes nada en esta casa. ¡Podría trascender!
TF.—Es lo mismo ¿Le importa? No tardamos mucho.
ALM.—Siendo así…
TF.—Mire: estamos ofreciendo a nuestros clientes un ventajoso producto combinado que incluye la promoción especial teléfono más Internet y la televisión si la contrata en el mismo pack le sale un quince por ciento más barata que si…
ALM.—¡Televisión! ¡No sabía que hubiera televisión por teléfono!
TF.—…eh… ¿tienen televisión contratada con nosotros?
ALM.—Bueno, si le soy sincero yo aquí no vengo nunca a ver la televisión…
TF.—¿Podría comprobarlo? Encienda el aparato y si al encender le sale…
ALM.—Oiga, mire: esto se está alargando mucho. Y una cosa son el riesgo, la emoción y la aventura y otra muy distinta el perder la voluntad de vivir…
TF.—Es un moment…
ALM.—¡No, no! Usted está sentado ahí tranquilamente sin correr riesgos, pero a mi me está entrando una inquietud creciente mientras el reloj corre en mi contra. Esta conversación no tiene sentido, ¿no se da cuenta?
TF.—Señor Marín, sólo son unos momentos.
ALM.—Pero le repito que no soy el señor Marín, que soy el amante.
TF.—¿Sabe cuándo podríamos hablar con el señor Marín?

Dejo una reflexión de don J.R. Mora sobre el telemarketing.